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Vigilancia

Los servicios nacionales de sanidad animal deberían tener un sistema de vigilancia de enfermedades bien organizado. La vigilancia incluye la observación exacta del perfil de la enfermedad en una población. A escala nacional, la población es toda la población animal del país y deberla incluir a la población humana en lo que concierne a las condiciones zoonóticas. Para que sea útil, debe comprender el registro y análisis sistemáticos de las observaciones con objeto de definir el estado actual de la enfermedad y documentar los cambios.

La vigilancia de rutina entraña la documentación sistemática de todas las actividades de control de enfermedades realizadas en el campo y en laboratorio, y su comunicación a una unidad central encargada de cotejar y analizar los datos. Esta actividad deberla ser una función continua y una parte integrante del trabajo diario de todo el personal.

También se necesita una vigilancia activa para facilitar información concreta sobre la situación de una determinada enfermedad en un momento dado. Este tipo de vigilancia suele efectuarse en forma de encuestas específicamente diseñadas para obtener información sobre la cual basar las decisiones. Un ejemplo común es la encuesta serológica que permite obtener una estimación de la prevalencia de una enfermedad infecciosa antes de decidir llevar a cabo una campaña de erradicación o como parte del proceso de diseño de la campaña. También se hacen encuestas más complejas para estimar el impacto de una enfermedad o un parásito sobre la producción animal, con el fin de elaborar y recomendar medidas de lucha económicamente eficaces.

El diseño y la gestión de las actividades de vigilancia de un servicio nacional de sanidad animal corre normalmente a cargo de la sección de epidemiología. La sección utilízalos resultados de sus análisis de datos para:

• evaluar las necesidades o los progresos de la lucha contra las enfermedades en los programas de control y erradicación a nivel de las granjas, y en los planos zonal, regional y nacional;

• presentar estadísticas nacionales e internacionales sobre las enfermedades;

• desarrollar y controlar programas nacionales de sanidad animal;

• elaborar y manejar la política de cuarentena;

• facilitar el comercio de exportación de animales y productos pecuarios.

Esta última actividad asume mayor significado a medida que progresan los esfuerzos para reducir las barreras arancelarias del comercio internacional. Lo que necesita un país para respaldar y justificar la imposición de barreras de cuarentena es la capacidad para demostrar que está libre de una enfermedad, prueba que sólo puede ser obtenido de forma convincente con una vigilancia eficaz. De la misma manera, las pruebas del impacto económico de una enfermedad, requeridas para persuadir a los políticos de que financien una campaña de lucha, pueden provenir de los datos de un programa de vigilancia.

Investigación de enfermedades

La investigación de los problemas de sanidad animal sobre el terreno es responsabilidad del personal de campo, bajo la dirección del oficial veterinario provincial o del distrito, que puede tener su base en una oficina de campo o en un laboratorio de diagnóstico. En cualquier caso, es indispensable que tenga el mayor contacto posible con los productores ganaderos de su área, ya que ellos serán su fuente de información esencial para toda investigación epidemiológicamente válida sobre una enfermedad.

Las investigaciones de campo se hacen generalmente en respuesta a informes sobre problemas de sanidad presentados por mejoradores y productores. La comunicación regular de tales problemas requiere que los productores tengan confianza en el personal veterinario de campo y mantengan contactos con él. Es muy conveniente que el personal local de sanidad animal esté radicado en un punto desde el cual pueda llegar rápidamente a toda la zona con los medios de transporte disponibles. También es conveniente que tenga acceso rápido a servicios simples de laboratorio a nivel local o provincial. Sin embargo, las investigaciones de enfermedades locales también se realizan como parte de programas más amplios a nivel regional, provincial o nacional. En particular, las actividades de retrospección, que deben seguir al brote de una enfermedad en un área, son importantes para detectar focos distantes de infección. Esto, a su vez, puede indicar fallos en las medidas locales de lucha contra la enfermedad, tales como vacunas en mal estado o desplazamientos de animales sin autorización

Las investigaciones de campo deberían estar siempre plenamente documentadas, y es importante someter el material de diagnóstico a un examen de laboratorio para confirmar el diagnóstico sobre el terreno. A menudo se pierden información y experiencia valiosas por no haber redactado un informe después de la investigación.

En los países donde se practica la ganadería nómada es particularmente difícil investigar los brotes de enfermedades de forma adecuada, pese a lo cual es muy importante hacerlo porque la enfermedad puede extenderse rápidamente con el desplazamiento de los animales durante el período de incubación. Si el diagnóstico se establece rápidamente, puede ser posible tratar o vacunar al ganado y prevenir una propagación epizoótica. Es indispensable que el personal de campo de sanidad animal tenga autoridad legal para imponer a los propietarios la aplicación de las medidas sanitarias prescritas y para impedir otros desplazamientos de animales. Deberá establecerse un sistema de comunicación para informar rápidamente a la autoridad nacional de sanidad animal cuando potencialmente exista la posibilidad de una seria extensión de un brote. Esto permitirá al servicio aplicar medidas de control coordinadas a nivel regional, provincial o nacional.

Todas las investigaciones sobre brotes de enfermedades deberían empezar con exámenes clínicos y epidemiológicos de los animales enfermos o de los casos sospechosos. Inmediatamente después de terminado el primer examen deberá redactarse un historial detallado. La información ha de mencionar:

• el número y características de los animales de cada rebaño o manada;
• los factores relativos a su manejo, como el tipo y la calidad del pienso y el agua disponibles;
• los animales que han sido introducidos o alejados del rebaño;
• otros factores que podrían influir en el origen y el desarrollo de la enfermedad.

En caso de que se sospeche la existencia de una enfermedad transmisible peligrosa, deberán aplicarse inmediatamente medidas provisionales de cuarentena y registrarse los detalles de todos los contactos tanto humanos como animales. Cuando esté implicado más de un propietario, habrá que hacer todo lo posible para corroborar los puntos más importantes del historial con todas las personas involucradas. Esto podría proporcionar información de gran valor para el diagnóstico, así como indicaciones sobre el origen de la enfermedad. Una vez reunida toda la información epidemiológica disponible, el proceso de diagnóstico continuará con el examen físico de los demás animales afectados. Esto deberá abarcar una muestra amplia del grupo, y en el caso de rebaños sedentarios deberá extenderse a los rebaños cercanos. El examen comprenderá:

• Un examen clínico completo de los animales enfermos y de aquellos aparentemente sanos. Cuando se necesiten análisis de sangre, deberán tomarse muestras de los animales en todas las fases disponibles de la enfermedad.

• Un examen patológico completo de los animales muertos.

• La toma y envió muestras de necropsia cuando se requiera un examen de laboratorio. (Esto no debería impedir que se haga un diagnóstico provisional y se imparta el asesoramiento correspondiente para combatir la enfermedad sospechada.) Las muestras debidamente conservadas deberán ir acompañadas del diagnóstico diferencial, junto con las peticiones de análisis específicos y una copia del historial clínico y epidemiológico.

• Cuando los resultados de laboratorio estén disponibles, el caso deberá estudiarse nuevamente para confirmar o revisar el diagnóstico. En muchos casos será aconsejable volver a examinar a los animales para modificar o reforzar los consejos relativos a las medidas de lucha. Cuando se trate de una enfermedad de notificación obligatoria, el oficial jefe veterinario provincial deberá ser informado inmediatamente para que las medidas necesarias – vacunación, control de los desplazamientos, etc. – se impongan cuanto antes y en un área lo más amplia posible.

La evaluación epidemiológica del brote deberá efectuarse a distintos niveles: local, provincial y central, de acuerdo con su escala e importancia. Habrá que indicar un análisis retrospectivo y un seguimiento y aplicar medidas de lucha coordinada. Este procedimiento básico de investigación debería ser una norma para todas las situaciones de enfermedades transmisibles. Es importante que toda la información obtenida, los procedimientos adoptados y los resultados se registren oficialmente.

Los servicios de sanidad animal deberían tratar de prevenir las enfermedades; una parte del seguimiento epidemiológico de cualquier investigación de enfermedad ha de ser un intento de identificar los métodos de prevención apropiados. La transferencia de estos métodos preventivos a los ganaderos y productores requiere luego un esfuerzo de extensión real. Aunque este proceso de enseñanza debería convertirse naturalmente en parte integrante de las actividades de todos los oficiales de campo, también deberán emplearse métodos específicos y organizados de extensión.

Sin embargo, esto no requiere el establecimiento de un gran servicio de extensión. Las actividades de extensión han de ser una parte normal de las obligaciones diarias de todos los oficiales del servicio de sanidad animal. Estos deberán recibir una formación continua en métodos de extensión y pleno apoyo para estas actividades.

Prevención, control y erradicación de enfermedades

Principales enfermedades epizoóticas. Una de las funciones del servicio de sanidad animal es combatir y, si es posible, erradicar las enfermedades epizoóticas más importantes, por ejemplo: la fiebre aftosa, la peste bovina, la fiebre porcina africana, la pleuroneumonía bovina contagiosa, las enfermedades transmitidas por garrapatas, la tripanosomiasis animal, etc. Todas estas enfermedades epizoóticas tienen efectos muy graves sobre la producción animal. Sólo una vez que se haya logrado controlarlas, podrán conseguirse mejoras en la reproducción, la producción y la lucha contra otras enfermedades epizoóticas más fáciles de eliminar.

Las enfermedades epizoóticas generalmente sólo pueden combatirse con programas bien planificados, coordinados y ejecutados por una autoridad veterinaria central. En los países grandes, buena parte de la labor cotidiana de los programas puede descentralizarse y administrarse en las provincias o regiones. Pero es esencial que exista un centro de control encargado del establecimiento de una política y de su coordinación y ejecución.

Al planificar las políticas de lucha contra las enfermedades deberán tomarse en consideración los siguientes factores:

• la distribución de la enfermedad, su difusión en el país y hasta dónde se prevé que se propagará;

• el impacto económico que está teniendo sobre el país y los beneficios que se obtendrían con la erradicación. Esto debería incluir los efectos directos tales como la disminución de la producción, el abastecimiento de leche, la fuerza de tracción, etc., así como las repercusiones en el comercio de productos animales y en las exportaciones;

• los métodos para prevenir la reaparición de la enfermedad después de que haya sido erradicada; esto implica controles de frontera y vigilancia;

• los métodos que se usarán para combatir y erradicarla enfermedad. Estos deben ser prácticos y sostenibles;

• la disponibilidad de suficiente apoyo financiero.

• la de las facultades legales necesarias.

Cuando se haya decidido que es indispensable y económicamente justificado erradicar una enfermedad epizoótica importante, deberán elaborarse los planes detallados para llevar a cabo la operación.

Antes de lanzar el programa de erradicación o de lucha, deberá contarse con suficientes fondos e infraestructura de personal y transporte para financiar y llevar a cabo el programa. En algunos casos puede ser mejor no iniciar un programa de lucha contra una enfermedad si no se tienen los medios suficientes, en vez de comenzarlo y tener que interrumpirlo o dejarlo incompleto.

El programa deberá ser flexible como para adaptarse a las circunstancias cambiantes y hacer frente a los problemas imprevistos que surjan.

Lucha contra las enfermedades zoonóticas. El servicio de sanidad animal debería desempeñar un papel importante en la lucha contra las principales enfermedades zoonóticas. Al igual que las enfermedades epidémicas, éstas sólo pueden combatirse y erradicarse con una eficaz planificación central. Cada servicio de sanidad animal deberá decidir qué enfermedades se consideran zoonosis importantes y aplicar las medidas de lucha apropiadas. Las enfermedades seleccionadas pueden ser menos importantes que otras para la producción animal, pero si tienen efecto significativo sobre la salud humana adquieren una importancia mucho mayor.

En la mayoría de los países en desarrollo algunas de las zoonosis más importantes que deberían estar bajo control son: la rabia, la tuberculosis, la brucelosis, el carbunclo, la leptospirosis, etc. El mejor método de control en los seres humanos es la erradicación de la infección en los animales.

Existen otros grupos de zoonosis que afectan al hombre principalmente a través de alimentos de origen animal infectados o contaminados, como la salmonelosis, la cisticercosis, etc. Estas pueden combatirse mediante la inspección y la higiene adecuada de los alimentos, además de reducir el nivel de infección en la población animal.

Prevención y tratamiento de otras enfermedades. Las enfermedades no infecciosas, como los trastornos nutricionales, reproductivos, de envenenamiento por plantas y plaguicidas, etc., causan pérdidas económicas considerables. El esfuerzo veterinario que se les dedica suele ser insuficiente, a pesar de las grandes pérdidas de producción. La actividad dirigida a identificar, tratar, prevenir y administrar las enfermedades no infecciosas debería realizarse día a día y correr a cargo de los servicios veterinarios locales. Sin embargo, cuando aparecen deficiencias de microminerales o de proteína y energía en grandes zonas, puede ser necesaria cierta coordinación centralizada.

Para la prevención y el tratamiento de las enfermedades no infecciosas se necesitan los servicios veterinarios tradicionales como la investigación y el diagnóstico. No obstante, dado que las buenas prácticas de ganadería y gestión por parte de los agricultores son fundamentales para la prevención, es preciso asignar mayor importancia a las actividades de extensión y capacitación de los agricultores, a la adquisición y distribución continuas de medicamentos o productos preventivos y a la aplicación tempestiva de las medidas de prevención. Algunos problemas no infecciosos, como la toxicidad, pueden exigir la exclusión permanente de los animales de las áreas contaminadas o la promulgación y aplicación de normas para evitarla contaminación.

Las pérdidas financieras causadas por otras enfermedades pueden ser elevadas, y el diagnóstico es a menudo relativamente económico, al igual que las actividades de extensión agrícola. La mayor carga recae generalmente sobre los agricultores, debido a la gestión diaria, la adquisición de medicamentos de prevención y el uso oportuno de las medidas preventivas. Una vez que hayan sido controladas las principales enfermedades epizoóticas, las otras enfermedades adquirirán mayor importancia para los agricultores y los gobiernos.

Zonas y países exentos de enfermedades y zonas infectadas. El concepto de declarar determinadas zonas de un país exentas de enfermedad o infectadas se usa tanto por motivos relacionados con el comercio internacional como para las campañas de control y erradicación de enfermedades dentro de un país. El criterio para definir la situación de una enfermedad en un país o zona varía de acuerdo con la enfermedad y también con el nivel de vacunación y con la política de los países importadores y exportadores.

La erradicación de una enfermedad animal de todo un país es generalmente un proceso largo, que puede requerir varios años de lucha. El índice de progreso suele ser muy diferente en las distintas áreas de un país. Para tener en cuenta estas diferencias y facilitar la disminución de las restricciones a la exportación, se ha desarrollado el concepto de zonas exentas de enfermedad y zonas infectadas.

País exento de enfermedad. Un país puede considerarse exento de una enfermedad específica si:

• la notificación de la enfermedad es obligatoria en el país;

• todos los casos sospechosos de enfermedad se investigan inmediatamente;

• no se halla ninguna prueba clínica, serológica, epidemiológica ni ningún otro indicio de la enfermedad durante un período prescrito (que varía según la epidemiología de la enfermedad);

• se ha llevado a cabo un programa de vigilancia estadísticamente válido durante un período para establecer la ausencia de la enfermedad;

• la política de importación del país está diseñada y aplicada para mantener esta inmunidad.

Zona exenta de enfermedad. Una zona puede considerarse exenta de una enfermedad específica si se cumplen las condiciones descritas bajo el titulo «Vigilancia», y si los límites de la zona están claramente definidos y dentro de ellos, y en las fronteras, se aplica efectivamente un control veterinario oficial de los animales, los productos animales y su transporte.

Zona infectada. La zona debe definirse claramente de acuerdo con la legislación pertinente y tener una superficie mínima y un radio mínimo desde el foco de la enfermedad (estos parámetros variarán según la epidemiología de la enfermedad en cuestión). Dentro de la zona infectada y en sus límites debe haber un control veterinario oficial eficaz de los animales y los productos pecuarios.

El tiempo durante el cual la zona permanecerá infectada dependerá de la enfermedad y de las medidas sanitarias y de control aplicadas.

En el caso de una enfermedad transmitida por un vector, los factores que han de tenerse en cuenta para delimitar la extensión de una zona infectada deben incluir:

• la presencia del insecto vector a lo largo del año en el territorio circundante;
• las condiciones climáticas y sus efectos sobre el vector;
• la presencia de barreras geográficas, tales como cadenas montañosas, áreas de terreno árido y masas de agua que actúen como barrera natural contra el desplazamiento de los insectos vectores.

Comercio internacional. Pueden consultarse los capítulos pertinentes del Código internacional de sanidad animal de la OIE sobre las distintas enfermedades.

Cuarentena

El término cuarentena abarca todas las restricciones referentes al desplazamiento de animales u objetos infectados, o bajo sospecha de infección, impuestas con el fin de prevenirla propagación de la enfermedad.

Los establecimientos de cuarentena deberán estar cerca de los puertos de mar o aeropuertos u otros lugares de carga de animales para la exportación, o de desembarque después de la importación, de forma que exista el mínimo riesgo de contaminación si se transportan animales potencialmente infectados. Nunca deberán estar junto a otras instalaciones ganaderas, como granjas, mataderos y mercados, rutas de ganado, etc. Deberán estar rodeados por una cerca de seguridad a prueba de animales para evitar todo contacto con los animales del exterior. Es útil subdividir el recinto en pequeñas unidades para poder aislar cualquier caso de posible enfermedad. El sistema de eliminación de aguas residuales ha de construirse de manera que los efluentes sean tratados para destruir los patógenos potencialmente peligrosos. Los lechos y el estiércol deben conservarse hasta el final del período de cuarentena, o en caso de retirarlos, deben ser destruidos cuidadosamente para prevenir la posible propagación de la enfermedad.

Las directrices para facilitar los desplazamientos internacionales de ganado pueden resumirse como sigue:

• Los animales para exportación deben ser examinados, certificados, marcados y, si lo requiere el país importador, vacunados contra enfermedades particulares. Los animales pueden someterse también individualmente a pruebas alérgicas o serológicas para detectar reactivos a enfermedades específicas.

• La observación de los animales vivos antes del envío puede efectuarse en el lugar en el que han sido criados o en una estación de cuarentena acordada, o en cualquier otra estación de cuarentena oficial especialmente preparada y equipada. En cualquier caso, las partidas de animales deberán mantenerse completamente aisladas.

• Antes del envío para la exportación, el inspector de sanidad animal debe preparar un certificado que indique el origen de los animales y otro que declare que están sanos y consigne la duración exacta del período en que permanecieron bajo observación, las vacunas administradas y cualquier análisis que se haya hecho, con inclusión de los resultados.

• Deben tomarse estrictas precauciones para asegurarse de que los vehículos utilizados para transportar los animales estén debidamente desinfectados y tratados para destruir los patógenos y vectores artrópodos antes de que se carguen los animales. El transporte de animales por carretera deberá realizarse lo más rápidamente posible, respetando su seguridad. El agua que consumirán durante el viaje se obtendrá de fuentes seguras y habrá que abastecerse de suficiente forraje y raciones antes del comienza del viaje, para evitar comprar alimento por el camino.

• Para proteger a los países a través de los cuales se transportan animales o productos pecuarios contra una infección accidental, los vehículos de transporte por tierra (camiones y vagones) deberán ser completamente herméticos y estar oficialmente precintados. Ningún animal, artículo de ningún tipo o desecho de origen animal deberá descargarse del vehículo durante las paradas, a no ser que se incinere en el acto.

• Los oficiales de los países importadores deberán recibir una notificación previa de la llegada prevista de una partida de animales. El oficial veterinario encargado de la cuarentena recibirá un informe del oficial jefe a bordo del barco o avión sobre cualquier accidente o incidente que haya ocurrido durante el viaje. Los certificados de sanidad que acompañen a los animales deberán entregarse también antes de proceder a la descarga.

• Si se ha informado de una enfermedad epizoótica y se ha rehusado el permiso de importación, las autoridades veterinarias del país exportador deberán ser avisadas inmediatamente. La partida de animales puede devolverse al país de origen; en algunas circunstancias, los animales a los que se les ha diagnosticado una enfermedad contagiosa se desembarcan y sacrifican y sus cuerpos se destruyen. Si sólo se sospecha una enfermedad contagiosa, los animales deberán desembarcarse y colocarse bajo observación en un lugar de cuarentena estrictamente aislado o en una estación de cuarentena apropiada, hasta que se tome una decisión sobre su aceptación o rechazo.

• Los animales de sacrificio deberán llevarse sin demora a un matadero especialmente autorizado a tratar animales importados.

• Los animales de reproducción o cría deberán llevarse a una granja de cuarentena aprobada o a una estación de cuarentena oficial, donde estarán bajo observación durante un período establecido y se someterán a las pruebas establecidas en la legislación del país importador.

• Al final de este período de observación y examen debería autorizarse el transporte ulterior de los animales, bajo el control de los servicios de sanidad animal del país importador.

Las condiciones de importación (tanto del ganado como de los productos) las determina el país importador. Por lo tanto, es esencial que éste defina claramente sus requisitos. Las medidas sanitarias deben estar dirigidas hacia las enfermedades importantes, y cerca de los puntos de entrada al país debe haber lugares adecuados para la cuarentena.

Los países deberían formular una política de importación basada en un conocimiento cabal de la situación de las enfermedades en su propio territorio. Incluso si algunas enfermedades importantes son enzoóticas en el país importador, puede ser conveniente utilizar la cuarentena para prevenir la entrada de nuevas cepas o tipos de agentes patógenos. Para ciertas enfermedades todavía no hay pruebas de diagnóstico fiables. A veces las pruebas pueden ser reemplazadas por una certificación autorizada de que el historial de un rebaño, manada o región está exento de la enfermedad, pero ello dependerá mucho de la competencia y conocimientos de la autoridad veterinaria que lo certifique.

El requisito primordial es, por supuesto, la seguridad, que es todo el objetivo del procedimiento de cuarentena. Cuando se desplaza ganado de un lugar a otro, existe el peligro potencial de transferir enfermedades. La aceptación de pequeños márgenes de riesgo se ha traducido, a menudo, en grandes beneficios para los productores pecuarios, por la introducción de nuevas razas de ganado. El proceso de cuarentena reduce el riesgo, y si los principios se aplican asiduamente, el riesgo de introducción de enfermedades puede disminuir al mínimo. Sin embargo, hay que aceptar que es posible que una enfermedad aparezca en algún momento entre la prueba inicial y la entrega final, y la estación de cuarentena del país importador es, con frecuencia, la última oportunidad de evitar la introducción de esa enfermedad.

Respuesta en situaciones de emergencia

Planificación y preparación. El coste para un país de la existencia de una enfermedad animal es la suma de las pérdidas que tal enfermedad produce en su industria pecuaria y el coste de las medidas de lucha. Sin embargo, el cálculo del coste de una enfermedad de emergencia que pudiese invadir el mismo país es un tema de especulación, que incluye distintas hipótesis y escenarios: un brote con rápida erradicación por eliminación, un brote no controlado que conduce a una situación enzoótica, etc. Además, la aparición de una enfermedad de emergencia puede también impedir la exportación de productos animales inclusive de otros productos que estén bajo sospecha de contaminación.

La prevención y la lucha contra las enfermedades de emergencia es una tarea que concierne a los propietarios de ganado, a los veterinarios y a otras autoridades de una región o país. La planificación eficaz para las situaciones de emergencia es fundamental para el éxito de las operaciones. Los procedimientos de planificación se explican en el Capítulo 7.

Acciones para situaciones de emergencia

Acciones iniciales. Cualquier sospecha de una enfermedad animal exótica deberá comunicarse inmediatamente a la autoridad oficial (designada en la legislación de sanidad animal) y al servicio central de sanidad animal.

La primera acción deberá consistir en medidas estrictas para aislar la explotación o el pueblo afectados y evitar la propagación de la enfermedad.

Habrá que imponer restricciones de cuarentena, cuando sea necesario, a la propiedad afectada para prevenir la propagación de la enfermedad. Para ello debería utilizarse un formulario normalizado, conforme a los requisitos de la legislación, con instrucciones detalladas y específicas para el propietario.

Los especialistas y/o los oficiales superiores responsables deberán visitar el lugar afectado lo antes posible. Deberán emitir o reconfirmar el diagnóstico clínico y epidemiológico, y las medidas provisionales de control, y también recoger muestras adecuadas para el examen de laboratorio.

Al mismo tiempo, habrá que iniciar inmediatamente las medidas más apropiadas para la lucha y la erradicación.

Medidas de seguimiento. Si se confirma la enfermedad, hay que notificarla a la organización internacional y los otros organismos pertinentes.

Cuando se confirme la presencia de una enfermedad de emergencia en un país, los servicios de sanidad animal deberán iniciar inmediatamente los trámites para la declaración oficial de una emergencia y tomar las medidas necesarias para su inmediato control y erradicación.

Para los fines de combatir y erradicar las enfermedades animales de un país, éste puede considerarse en su totalidad o dividirse en regiones o subregiones, cada una de ellas con la responsabilidad de ejecutar una campaña de erradicación. Las autoridades responsables de la campaña deberían colaborar plenamente con todo el personal oficial y privado comprometido en la campaña.

Con el fin de mantener a la opinión pública plenamente informada del desarrollo de la campaña, deberán publicarse boletines informativos, y periódicamente se celebrarán reuniones de las autoridades interesadas.

Entre los pasos a seguir para el control y erradicación de una enfermedad exótica figuran los siguientes:

Vigilancia e información. Esto es responsabilidad de los veterinarios (privados o estatales), de los ganaderos y de los técnicos de laboratorio. La información tempestiva puede permitir una acción de lucha inmediata, antes de que se produzca una propagación extendida. Deberían establecerse procedimientos de notificación de urgencia y mecanismos de transporte seguros para las muestras.

Cuarentena de las áreas infectadas. Deben imponerse medidas de cuarentena, que permanecerán en vigor hasta que la enfermedad de emergencia haya sido erradicada. Debe prohibirse dentro del área infectada el movimiento de animales y, si es necesario, de productos pecuarios, piensos y todo material que pueda haberse infectado o contaminado.

El acceso a la zona deberá restringirse al personal autorizado directamente involucrado en la campaña, y se reforzarán las medidas sanitarias para evitar la propagación de la enfermedad a través de los ganaderos, veterinarios, etc.

Las medidas de cuarentena se mantendrán hasta que las pruebas clínicas y de laboratorio indiquen que el agente causal ha sido eliminado del área infectada y se haya superado el período máximo de incubación desde el último caso de enfermedad.

Investigación epidemiológica. Con el fin de establecer el origen de la infección, su alcance y las medidas que deben tomarse para combatirla, deberá empezarse una investigación inmediata en cuanto se confirme la aparición de la enfermedad.

Habrá que investigar cuidadosamente todos los desplazamientos de ganado o productos pecuarios en el área sospechosa y analizar la información para identificar el origen de la enfermedad e intentar pronosticar nuevos focos. Las explotaciones ubicadas en la zona circundante deberán visitarse periódicamente para inspeccionarlos y efectuar pruebas, con el fin de encontrar y eliminar cualquier caso nuevo.

Los procedimientos de retrospección requieren un registro detallado de los movimientos desde todos los lugares infectados durante el periodo pertinente, y que todos los lugares de contacto se visiten sistemáticamente y los animales se examinen y, si es necesario, se sometan a ensayos.

Simultáneamente, deberán visitarse todas las propiedades vecinas a la zona infectada, inspeccionando los animales y comenzando procedimientos de retrospección donde sea necesario. Para todas estas actividades se requieren mapas a gran escala.

Si se sospecha la existencia de un vector artrópodo, equipo epidemiológico deberá incluir a un especialista debidamente capacitado.

Sacrificio y eliminación de animales expuestos e infectados. En caso de enfermedades de emergencia transmitidas por contacto, los animales expuestos e infectados deberán ser sacrificados y los cadáveres enterrados, procesados o incinerados. Esta medida asegura la eliminación de portadores potenciales que perpetuarían la enfermedad.

Indemnización. Es fundamental que se pague una indemnización adecuada cuando los animales han de sacrificarse obligatoriamente para combatir una enfermedad y que los ganaderos tengan conocimiento de ello, pues de lo contrario estarán desmotivados para informar sobre los hechos insólitos en relación con la sanidad animal. Sin embargo, la indemnización no debe serían sustanciosa como para incentivar a los propietarios a permitir que su rebaño contraiga la infección.

Limpieza y desinfección. Para destruir los organismos causales, después de retirar todos los animales infectados o expuestos los locales y el material deberán limpiarse y desinfectarse exhaustivamente con un desinfectante aprobado. Esos locales no deberán emplearse para animales susceptibles de contraer la infección.

Servicios clínicos

En muchos países en desarrollo la intensidad de la producción animal ha sido demasiado baja para alentar el desarrollo de la práctica veterinaria privada, y los servicios públicos de sanidad animal han ofrecido algunos servicios clínicos junto con las actividades estatales más tradicionales. Esta mezcla de medicina veterinaria clínica y reglamentación ha resultado satisfactoria en muchos casos, ya que fomenta una relación veterinario/ productor que facilita la inspección del ganado y la extensión informal, a la vez que estimula la cooperación y notificación por parte del productor. El valor de esta relación no debería subestimarse, particularmente en los países con sistemas muy extensivos de producción animal, donde la provisión de servicios puramente clínicos es probablemente antieconómica para el veterinario privado.

No obstante, las dificultades económicas actuales están obligando a los gobiernos a pensar cada vez más en la recuperación de los costos y la privatización de algunos servicios anteriormente ofrecidos por el sector público. En el terreno de la sanidad animal, la privatización de los servicios clínicos veterinarios puede ir acompañada de algunos cambios no deseados, como una menor comunicación de las enfermedades a las autoridades de sanidad animal, una reducción del contacto y posiblemente de la confianza entre el productor y el oficial veterinario estatal y una merma del personal veterinario competente disponible para las actividades de lucha contra enfermedades, especialmente en respuesta a las emergencias sanitarias.

Algunos países han desarrollado un sistema de recuperación de costo para los servicios clínicos ofrecidos por los oficiales veterinarios estatales. De esta forma, se han concebido planes que reducen significativamente los costes de salarios y vehículos de los oficiales veterinarios para el gobierno, a la vez que mantienen un personal de campo eficaz. Sin embargo, esto también presenta algunas dificultades, ya que algunos veterinarios suelen estar más interesados en el trabajo clínico, en detrimento de sus obligaciones reglamentarias, particularmente si el sistema les permite incrementar sus ingresos mediante el trabajo clínico. Una forma de reducir al mínimo este problema es cobrando un derecho para el Tesoro por el trabajo clínico realizado durante las horas de oficina, mientras que el trabajo fuera de horario se paga directamente al oficial veterinario.

Si se ha decidido fomentar la privatización de los servicios de sanidad animal, habrá que considerar los siguientes requisitos previos:

• provisión de capital a bajo coste con acuerdos de reembolso diferido del préstamo, para dar tiempo a que la práctica sea viable;

• legislación para el control legal y deontológico de los veterinarios;

• facilidades especiales para importar medicamentos y equipo, inclusive vehículos;

• servicios especiales para la provisión de crédito y, cuando sea necesario, monedas extranjeras;

• mayor capacitación en medicina clínica y gestión práctica a nivel universitario y de posgrado.

Control de los productos veterinarios

Medicamentos veterinarios. Los productos farmacéuticos y aditivos alimentarios deben ser controlados, ya que muchos de ellos pueden ser peligrosos. Todo país necesita una legislación que regule la importación, fabricación, distribución y uso final de estos productos. El ámbito recomendado de la legislación se especifica en el Capítulo 8, «Facultades legales».

Productos biológicos. En el caso de muchas enfermedades, los programas de prevención y lucha dependen de la disponibilidad de suficientes vacunas. En los países pequeños y pobres, a menudo resulta más fácil y económico comprar vacunas de buena calidad y de potencia garantizada, en lugar de fabricarlas.

Antes de decidir fabricar sus propias vacunas contra algunas enfermedades, es esencial que los países investiguen cuidadosamente los costes que ello entraña, inclusive las instalaciones y el personal necesarios, así como el tamaño del mercado. En muchos países en desarrollo hay escasez de mano de obra cualificada, medios de comunicación, materiales de laboratorio, etc., así como dificultades para el mantenimiento del equipo. Además, la vacuna debe ser de una potencia e inocuidad probadas y las pruebas de control de calidad son caras. Todos estos factores deben tomarse en consideración antes de decidir instalar un laboratorio de producción de vacunas.

El gobierno puede formular una política en virtud de la cual algunas vacunas se suministran gratis, por ejemplo, las vacunas contra las enfermedades epizoóticas más importantes como la fiebre aftosa y la peste bovina, y otras se cobran como las vacunas clostridiales. Mediante los pagos por algunas vacunas, el gobierno puede recuperar parte de los costes y, al mismo tiempo, sensibilizar a los propietarios de ganado sobre el coste del mantenimiento de la sanidad animal.

Inspección

Inspección veterinaria. La inspección veterinaria se aplica dentro del país y en las fronteras:

• para impedir la entrada de una enfermedad del extranjero, evitar la propagación dentro del país y garantizar que cada caso de enfermedad sea comunicado inmediatamente a las autoridades veterinarias, para que se puedan aplicar sin demora las medidas de control adecuadas;

• para contribuir a la ejecución de los programas de lucha y erradicación;

• para asegurarla conformidad con las normas oficiales de sanidad animal y calidad de los productos pecuarios para los propósitos del comercio interno y externo.

Estas medidas deberán estar respaldadas por normas y reglamentos adecuados y plenamente respetados. Cuando el oficial veterinario detecte nuevas enfermedades, deberán aplicarse las medidas de seguimiento establecidas en la legislación sobre control de enfermedades del país. Las normas pertinentes de sanidad y calidad deberán diseñarse de manera que aseguren:

• la protección de la sanidad animal y humana;
• la prevención de daños a la salud y la calidad de los animales y productos;
• la prevención de prácticas engañosas;
• el cumplimiento de los compromisos internacionales.

Deberán ser objeto de inspección veterinaria:

• los rebaños sedentarios y los pastos e instalaciones donde estos rebaños se crían o mantienen de forma temporal o permanente;

• los rebaños migratorios;

• el transporte de animales, incluidos los medios de transporte y los sistemas de carga y descarga;

• los lugares de confluencia de animales, particularmente mercados y ferias;

• los lugares de comercialización de animales y las instalaciones conexas;

• la inseminación artificial, la cabaña comunal de machos reproductores;

• los mataderos y carnicerías, los establecimientos de corte, elaboración, transporte y almacenamiento de carne;

• las fábricas de productos lácteos;

• la producción de huevos para incubar y los criaderos de pollos;

• las curtidurías, mataderos, plantas de elaboración, establecimientos que manejan lana no elaborada, pelo, cerdas, plumas y otros productos animales para fines industriales, y los establecimientos destinados a la transformación de tales productos;

• los establecimientos comerciales e industriales de los piensos;

• los establecimientos en que los animales se alimentan con desechos;

• el uso de abono, estiércol, camas de paja y forraje grosero fuera de la explotación de origen;

• las farmacias veterinarias, los establecimientos comerciales e industriales de productos destinados al diagnóstico, prevención o tratamiento de enfermedades animales;

• otros oficios, técnicas y profesiones directamente relacionados con los animales y sus productos.

Inspección de los animales. La inspección de los animales de granja debería realizarse en estrecha colaboración con los centros de sanidad animal, las cooperativas y los veterinarios privados, a fin de estar informados de cualquier deterioro del estado general de sanidad de los animales, que podrá entonces comunicarse debidamente al servicio oficial de sanidad animal.

Los rebaños transhumantes deberán ser controlados en los puntos de control obligatorio donde se efectúa la inspección veterinaria oficial. Estos puntos de control deben estar debidamente equipados para permitir una adecuada inspección. Su ubicación deberá ajustarse a las necesidades y conveniencia de las rutas de tránsito interno e internacional y las cadenas de comercialización.

La confluencia de animales, en particular en mercados, subastas y ferias, deberá estar sujeta a una autorización previa y a inspecciones por oficiales veterinarios.

La inspección del pastoreo estacional y la transhumancia en las zonas fronterizas debería ejercerse mediante una cooperación efectiva de los servicios oficiales de sanidad animal de los países vecinos interesados. Los animales de la zona fronteriza restringida deberán examinarse con frecuencia y regularidad.

Los veterinarios oficiales deberán controlar también la exportación de animales en virtud de convenios multilaterales, de conformidad con las normas y reglamentos pertinentes. Esta inspección puede realizarse en las zonas de producción, en los establecimientos aprobados para la exportación, durante el transporte hacia la frontera o en la frontera, y siempre siguiendo el procedimiento establecido de acuerdo con el país imponedor. Los animales deben estar exentos de todas las enfermedades que hay que declarar a las autoridades.

La inspección de animales vivos antes de un desplazamiento en el interior del país debería regirse por los mismos principios que la inspección de animales importados, con la salvedad de que la cuarentena y las pruebas de diagnóstico pueden no ser necesarias.

La inspección de los animales es necesaria también cuando se haya informado de la sospecha de un caso de enfermedad de notificación obligatoria. El oficial veterinario deberá averiguar los hechos sobre el lugar. En las zonas de producción extensiva, donde esta visita no siempre es posible, la investigación preliminar puede correr a cargo de un veterinario privado o un asistente de sanidad animal. Estas medidas deberían incluir las siguientes etapas:

• comprobación de los hechos en el lugar en que han ocurrido y establecimiento inmediato de medidas de precaución;

• declaración oficial de «zona infectada» o «zona sospechosa de infección» y recomendación de medidas oportunas;

• investigación epidemiológica

• acción para combatir o erradicar el brote;

• declaración oficial del término del brote y levantamiento de las restricciones.

Inspección de los productos animales no comestibles. La inspección de productos animales se efectúa no sólo para proteger la salud humana sino también para detectar y evitar la propagación de las enfermedades. Es importante que los productos animales no sean una fuente de enfermedad.

Los productos no comestibles como la harina de sangre, harina de huesos, cueros, pieles, lana, pelo y pezuñas deberán proceder de fuentes exentas de enfermedad o estar tratados de forma que sean inocuos. Los materiales de matadero contaminados o decomisados deberán esterilizarse en las plantas de transformación. La carne y la harina de huesos y de sangre pueden no ser estériles debido a las temperaturas insuficientes utilizadas durante la elaboración, o a la contaminación posterior a la misma. Una supervisión adecuada de estos procesos puede evitar la contaminación y asegurar la inocuidad de estos productos como alimentos para animales y otros usos.

Algunas enfermedades, como la fiebre aftosa y la fiebre porcina africana, pueden transmitirse a otros animales a través de productos como la carne, que puede ser perfectamente apta para el consumo humano pero estar contaminada con el virus. Por lo tanto, es muy importante tomar precauciones, mediante una inspección o el tratamiento apropiado, para evitar que los productos pecuarios sean fuente de infección para los animales.

Fuente: http://www.fao.org/


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